jueves, 24 de noviembre de 2011

sombras del níger

Increíble!!

Sólo esa palabra puede describir la mueca de sorpresa en tu rostro cuando descubres que kilómetros y kilómetros de campos de agostado sorgo esconden en su interior un paraíso que embota los sentidos.


Un atardecer desde los restos coloniales de un pasado que posiblemente sólo añoren las piedras de Segoú. Olor a jabón desde el margen del rió donde decenas de personas lavan y se lavan. El bullicio del muelle de Mopti entre sal de roca y montañas de ropa usada. Un aroma seco, oscuro, ahumado de miles de pequeños pescados apilados en cajas de cartón. Notas de colorido plástico barato mezcladas con el agrio destilado de miseria de sudor maduro y agua podrida. Sombras que pueblan el río tiñendo los tonos que abandona la tarde. Y entonces, donde creíste que había nada, encuentras el sentido de las cosas.

Ven, te mostraré el viaje.


Cierra los ojos y toma asiento al frente de la pinaza, una basta embarcación de listones embreados cuyo fondo de agua intentas mantener alejado de tus pies. El olor a gasolina, aceite y menta te resulta una extraña pero agradable combinación.

Son las 19.30 del 3 de Enero de 2010, sobre tu cabeza un cielo tan claro que parece no tener fin, al frente, al oeste, adivinas los tonos mágicos de las últimas luces de África. Se te escapa una sonrisa, hoy va a ser una gran tarde de fotos.


Con el bufido del motor vuelves a ti, comienzas a sentir el Níger a tus pies (y no, no es una licencia, literal). La cadencia del motor fluye con las aguas, poco a poco dejándote acariciar por la tarde lo incorporas a un cansado sopor. Y de repente, la magia del Níger, tus ojos se apagan, tu piel despierta bajo una sensación que creíste perdida, una brisa cálida como la luz que sólo sientes se apodera de ti, tu piel se agita, se encrespa y un escalofrío surca tu cuerpo directo al corazón. Inabarcable, cálido como un abrazo y a pesar de fugaz, eterno.


Abres los ojos y descubres que el tiempo ha perdido su medida. Alrededor las últimas redes, el color desborda el horizonte, la vida explota a contraluz, las pinazas se recogen tras el mercado y poco a poco, las sombras se apoderan del Níger.


¿Cuánto tiempo ha transcurrido? ¿Una hora y media? Y qué importa, mis sombras se alargan hasta hoy.

Sombras del Níger es un extracto de una experiencia más allá de un viaje, la “Ruta del Sahel” Malí, en Diciembre/Enero de 2010 que no hubiera sido posible sin la organización y sensibilidad de Kananga por la manera que tiene de mostrar África http://www.kananga.com/ y como no, por los maravillosos compañeros de viaje y hoy amigos con los que la compartí.


Las Sombras del Níger dieron lugar a la exposición homónima en La Palma y el Berlin 2010. Fue llegar del viaje y bajo su influencia no pude resistirme a mostrarlas. Hoy cuento su historia con ellas presidiendo mi estudio.

miguel /noviembre 2011

1 comentario:

  1. Hola Miguel, mi nombre es Paola, soy argentina,por mera casualidad encontré este blog, me has maravillado con tu relato y me he encandilado con las fotografías, por un momento me has transportado, que emoción, creo que que ahí trasciende el arte, cuando comienzas a movilizar a otras personas, a producir sensaciones inexplicables, me ha encantado, mes maravillado, por eso muchas gracias, y cuando tenga mi muestra fotográfica te las enviaré. Un abrazo enorme desde el sur argentino

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