lunes, 14 de noviembre de 2011

31 años después


Si tuviera que buscar el motivo por el que empecé a perseguir instantes, estoy seguro que no sería capaz de encontrar ninguno con cierto sentido.














Sin embargo, siempre que pienso en ello me viene a la cabeza la imagen de la Gran Vía de Antonio López. Supongo que, más allá de la admiración por ese detalle tan paradójicamente irreal. Algo significará.






Lo cierto es que desde siempre quise hacer mía esa, más que imagen, sensación. Envidia sana me temo.




Gran Vía 2010, 90x70


Nikon D300 f11 1/15

Cuando veo esta porción de Madrid no siento mucha diferencia que la de estar contemplando un paisaje sin un ápice de hormigón, hay algo que con lo que te conecta y detiene el tiempo.

Contemplar la confluencia de Alcalá y Gran Vía, el Edificio Metrópolis y el Grassy, y el Edificio Telefónica cerrando la perspectiva, sin apenas tráfico y bajo un cielo de verano a punto de despertar te traslada a la esencia misma de un Madrid intemporal por encima del bien y del mal. Una imagen y un momento que se transforman en sensaciones.

Cronológicamente ha llegado casi al final, pero fue también esta imagen la que originó la colección CITIscapes, como una manera de dignificar el mundo de plástico y cristal que nos hemos construido a nuestra medida.

Antonio López recogió la luz de esta obra acudiendo a la isleta peatonal al inicio de la Gran Vía, aprovechando los pequeños intervalos de luz (no más de media hora) entre el amanecer y el despunte del sol por la Puerta de Alcalá a lo largo de 5 veranos desde 1975. Unos años después, puedo dar fe de que las 6.30 que aparecen en el reloj que se observa en su Edificio Grassy es la hora en la que en Verano puedes capturar como se rompen las sombras en las fachadas mientras que Telefónica se satura de sol.

Os aseguro que también es la única hora en la que se puede disfrutar de la vía sin apenas tráfico, puede que quizás te cruces con algún otro noctámbulo de vuelta y preguntándose que es lo que hace este aquí, pero sin ningún tipo de artilugios de procesado. El resto, como podéis comprobar sigue más o menos igual, todo un consuelo para los tiempos de vértigo que vivimos.

Después de unas cuantas visitas a esa isleta para encontrar la focal, confirmar que tocaba madrugar si o si, que lo de borrar los coches era una tarea de la que mejor olvidarse, era previsible que la obsesión terminara produciendo algo más. Para mi algo un poco más vivo, actualizado con el collage de prisas de Madrid y con el improvisado elemento que te brinda la casualidad.














Amanece en Gran Vía 2010, 150x125


Nikon D300, Panografía 17 exposiciones







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